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Cuando S. me llamó estaba realmente triste. Había perdido a su perrita Kitty hacía poquitos días y sentía que no podía superar esa pérdida.

 

He de decir que aunque yo no he tenido perros y por tanto no he pasado por un momento así, enseguida empaticé con ella y con su tristeza.

 

Me comentó que le haría ilusión tener una pulsera de plata para poder recordarla. Para sentir que en cierta manera seguiría estando cerquita de ella.

 

Quería una pulsera con las cosas que le gustaban y que formaban parte del universo de su mascota. La sandía, los yogures, jugar con dados o con hilos y otras más que tuvimos que descartar.

 

El desafío, como siempre que me piden un encargo, era grande. Pero era el primer encargo que me hacían de joya personalizada para recordar una mascota. Era ese tipo de trabajo cargado de emoción en el que dudas si realmente llegaras a realizar aquello que el cliente tiene en mente y que le hará feliz.

 

Empecé a pensar ideas y a dibujar hasta que encontré el diseño en el que estaba presente todo. Incluso podía realizar una medalla central donde habría una imagen de Kitty.

 

S. me facilitó una foto de su monísimo Bulldog francés, y cuando le mostré el diseño que yo había pensado le encantó.

 

El resultado final lo puedes ver en la foto y creo que es justamente lo que buscaba. Estaba emocionadísima cuando la pudo tener en sus manos. Y yo me sentí realmente feliz de haber conseguido que aquello que surgió en su mente en ese momento de pena, sea ahora una realidad que la reconforta para superar la pérdida de su perrita.

 

¿Te gusta el resultado? ¿Te has encontrado en una situación similar? Cuéntamelo en los comentarios.

 

Quiero que esa joya que has pensado que no existe, sea una realidad.

Si quieres que te ayude y que pensemos junt@s como conseguirlo, haz como S. y explícamelo AQUÍ.