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Joyas personalizadas
Si hay algo que me gusta recordar de estos años de profesión, y ya llevo unos cuantos, son las historias personales que hay detrás de cada joya que he vendido o que me han encargado. Me cuesta poco recordarlas por qué están llenas de contenido auténtico y único. Seguro que tienes alguna joya, del valor material que sea, que te trae algún recuerdo de manera casi instantánea.

Y es que regalar una joya, y sobretodo una joya personalizada, es regalar una emoción.

 

Joya personalizada

 

Muchas son las veces que observando una joya que estáis a punto de comprar, me explicáis un recuerdo de vuestra vida en la que alguien os regaló otra. La mayoría de las veces en vuestra mente estáis reviviendo el momento y el sentimiento que entonces os invadió. Son momentos de la infancia, de adolescencia, o más o menos cercanos pero todos tienen una cosa en común y es que tenéis claro qué querían decir las personas que os la regalaron. Os tocaron la fibra, os emocionaron y es entonces cuando los recuerdos se graban en el corazón y la memoria para siempre. Es cierto que lo que importa de verdad son las personas, pero las joyas se quedan con nosotros aún cuando esas personas ya no están, por la razón que sea.
Cuándo alguien se interesa por una joya personalizada es que aprecia el valor de lo hecho a mano, de lo especial. Seguramente es una persona creativa, con imaginación y que no se conforma con lo que gusta a la mayoría. Y si lo que quiere es regalar, lo que está claro es que quiere decirle a esa persona que es especial, única.

¿Y tú? ¿Has regalado alguna vez una joya, hecha especialmente para  alguien que te importa? ¿O te conformas?

Si te apetece dar el paso y quieres emocionar, ponte en contacto conmigo aquí y haré una joya que diga exactamente lo que tu quieras.